Cuando La Motivación Del Desafío Se Vuelve Rutina

Con frecuencia nos ocurre, que aquello que antes nos motivaba y nos representaba un desafío, hoy lo realizamos con poca motivación y hasta con desgano.

Ahora bien ¿Por qué nos ocurre esto?¿ Cuáles son los procesos implicados y cómo podemos revertirlo?

Hoy te vamos a mostrar los mecanismos de nuestro cerebro que llevan a acostumbrarnos, y por ende a aburrirnos de aquello que nos motivaba.

¿Qué Ocurre En Nuestro Cerebro Cuando Comenzamos Con Un Nuevo Desafío?

Como mencionamos anteriormente, es importante entender qué nos ocurre cuando nos enfrentamos a un nuevo desafío, para luego analizar que pasa al momento de perder motivación.

Y uno de los fenómenos que se encuentra involucrado en dicho proceso es la llamada “adaptación sensorial”.

La adaptación sensorial es la capacidad que tienen las neuronas para irse adecuando a los estímulos que recibe. Esto quiere decir que cuando un estímulo es nuevo, las neuronas se activan de manera muy poderosa, poniendo toda nuestra atención, concentración y emoción al servicio de dicho evento. Ahora bien, una vez reiterado el estímulo numerosas veces, la neurona va a tender a reaccionar cada vez con menor fuerza y excitabilidad.

Este mecanismo en principio es un recurso que nos ayuda mucho a adquirir hábitos porque a medida que practicamos una y otra vez aquello que queremos incorporar, nuestro cerebro hace menos esfuerzo hasta que llega el momento en que hacemos las cosas en transparencia, es decir, sin darnos cuenta.

Pero como todo tiene su cara y su seca, este proceso también nos puede llevar a la falta de motivación, al desgano y al aburrimiento por aquello que yo antes declaraba que quería lograr y que representaba un desafío para mí.  

¿Y por qué ocurre esto? Simple: Porque en el momento que nuestras neuronas se empiezan a acostumbrar, nuestro nivel de adrenalina baja. La adrenalina es una hormona que incrementa la frecuencia cardíaca, contrae los vasos sanguíneos y de esta manera nos mantiene despiertos y preparados para la acción. Es por ello que cuando esta empieza a disminuir,  puede ocurrir que ya no me sienta con tanta energía como me ocurría antes.

Y es en ese momento cuando empezamos a preguntarnos ¿Por qué antes estaba tan  entusiasmado con esta actividad y ahora ya no tanto? o bien nos planteamos abandonar el barco antes de llegar al puerto. Es decir, por ejemplo, aún no terminé ese curso que con tanto esfuerzo y compromiso empecé, pero ya no tengo más ganas de ir.

Cómo Sostener La Motivación A Lo Largo Del Tiempo

Habiéndonos interiorizado en lo que nos ocurre cuando empezamos a accionar por un nuevo resultado, veamos ahora qué podemos hacer para no caer en la “trampa” del desgano, que nos lleva a abandonar antes de tiempo.

Y una de las cosas que creo fundamental es trabajar desde el comienzo el “todo o nada”. Cuando comenzamos una actividad nueva, como nuestra adrenalina se encuentra elevada, la misma nos brinda fuerza suficiente para querer “dejarlo todo” en el primer tiempo del partido. Entonces al tiempo quedamos exhaustos,  y automáticamente necesitamos parar, para equilibrar la balanza.

Y este “darlo todo” muchas veces ocurre porque tenemos un nivel muy alto de exigencia. Entonces, no solo lo quiero hacer, sino que lo quiero hacer perfecto. Pero, como dice la frase:  “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. Porque simplemente  la perfección no existe, es una ilusión que nos llevará pronto a la frustración, y por ende, a darme por vencido.

Entonces algo fundamental para recordarnos continuamente en el proceso de ir por un resultado nuevo, es PARA qué yo quise empezar con dicha actividad, y continuar conectado a ese sentido.

Me gustó mucho una placa que vi hace un tiempo en un club de Rugby que decía “Su hijo viene aquí a divertirse, si usted quiere un campeón venga a entrenar “. A eso me refiero con mantenerte conectado con el para qué, es conectarte con el placer del proceso, y entender que los resultados vienen por añadidura, pero no los podemos controlar.

Por eso, es importante que vayamos de apoco, paso a paso, con firmeza y pasión y disfrutando de cada pequeño logro obtenido. Porque a veces nos gusta mucho la velocidad, pero no nos damos cuenta que si la velocidad es excesiva, no podemos disfrutar del paisaje.

Y esto tiene que ver con un último punto a tener en cuenta, que es darnos cuenta si estamos empezando a generar estrés dado nuestro nivel exigencia. Cuando estamos estresados todo nos aburre. Y nos aburre porque no nos podemos conectar con nada en el aquí y ahora, y solo queremos resultados. Y,  ¿Sabes qué? La vida está llena de procesos. Los resultados son efímeros, vienen y se van. Y como somos seres deseantes, al rato estamos buscando uno nuevo.

Así que, para cerrar, me gustaría que te preguntes: ¿Cuánto estas disfrutando del camino? ¿Cuán conectado estas con vivir el momento y celebrar cada pequeño logro? ¿Qué camino elegís hacia tu resultado: el más corto o el que te hace feliz?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *